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La migración venezolana a través de la comedia

Autor: Francisco Aguiar

Ha llamado mi atención la enorme cantidad de personas que hacen comedia del éxodo venezolano y como siento la necesidad de dedicar unas líneas a este fenómeno, debo referir que no me detendré en juzgar si está bien o está mal (siempre habrá opiniones encontradas). No obstante, dejaré un esbozo del tema.

Ahora bien, uno de los formatos más célebres, y de mayor consumo en las redes sociales, son los memes. No hay día que no hagan comedia de nuestra migración y, para no agobiar, compartiré dos que se ajustan a la oleada migratoria de mis paisanos hacia los Estados Unidos, ellos son: “He visto tantos videos de la selva del Darién que ya me sé el camino”, “Yo como que voy a migrar a Canadá… En Estados Unidos hay más venezolanos que en Perú”. 

Otro de los formatos es el stand-up comedy… donde actores y humoristas suelen usar, como tema dilecto, la diáspora venezolana de manera satírica o burlesca; como cuando George Harris mencionó en su sketch que uno de sus panas tuvo que esperar catorce horas para sellar el pasaporte, pero que no se cansó porque en Valencia se demoraba hasta tres días, en una cola, para comprar un kilito de Harina Pan. Dicho esto, una de las muchachas del público, al sentirse aludida, comentó: “Yo tuve que esperar dieciséis…”. 

En cuanto a los creadores de contenido el tema se extiende a ojos vista. Hace poco vi un vídeo que mostraba lo que denomino expectativa versus realidad. En el vídeo aparece un muchacho, de un barrio caraqueño, recibiendo una vídeo llamada de un pana radicado en Santiago de Chile. En la conversación le dicen: “Vente que acá te espera un motor”. 

Desde ese instante el joven empieza a imaginar una camioneta recién salida de agencia… se imagina manejándola mientras lo acompaña una preciosa mujer. Después de muchas peripecias llega al apartamento donde se aloja su amigo y este al verlo: “Llegaste mano… Ya te enseño tu motor”. Bajan al estacionamiento, señala una moto destartalada y dice: “Mano, este es tu motor… sube al apartamento, te cambias y bajas en seguida porque desde ya empiezas a trabajar conmigo repartiendo pizzas”. 

Sobre las canciones que hacen comedia de las situaciones trágicas que suelen atravesar mis hermanos migrantes: aún no he escuchado ninguna, pero deben existir a lo largo y ancho del mundo.

Ya como cierre, mencionaré que toda tragedia tiene su contra parte. Así pues, quien le eche una ojeada a la historia comprobará que la especie humana por su capacidad de encontrar el lado cómico de las circunstancias adversas – por este artificio – se ha preservado. 

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