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África y la crisis climática tras el G7: «No nos rendiremos»

La última frase de su discurso la formula en alemán, y eso no es casualidad: «¿Qué herencia dejará, Sr. Scholz?” La activista por el clima más conocida de África acaba de recibir el Premio Helmut Schmidt al Futuro (Helmut-Schmidt Zukunftspreis) en Hamburgo, dotado con 20.000 euros. Vanessa Nakate no pierde tiempo, y usa su discurso de agradecimiento para hablar sobre la crisis climática, así como sobre su decepción luego de tres semanas tan importantes para la política climática en Alemania. La activista ugandesa, de 25 años, llegó con algunos amigos y compañeros de «Rise Up”, el movimiento africano por el clima, que ella misma fundó, para hacer presión en la Conferencia sobre el Clima de Bonn, a mitad de junio, y unos días más tarde, en la cumbre del G7, en Elmau, Baviera.

La crisis climática es «ahora»

«Les pregunto” -dijo, dirigiéndose a los 500 invitados a la premiación en la Filarmónica del Elba, en Hamburgo- «¿qué valor tendrá este premio si el mundo al que vuelvo en Kampala pronto se convertirá en un lugar estéril, reseco e inhabitable?” Nakate se ve a sí misma como representante de un país, de un continente, que ya está sufriendo las consecuencias de la crisis climática.

«Para nosotros es «Fridays for Now», dijo en una entrevista. Porque la realidad es esta: históricamente, África ha contribuido con menos del 4 por ciento a las emisiones de carbono que alimentan la crisis climática. Y eso, aunque allí vive actualmente el 14 por ciento de la población mundial. Un ejemplo basta: una persona en Sudán del Sur genera un promedio de 0,1 toneladas de CO2 al año; en Alemania son 7,7. Pero el continente africano ya sufre ahora las consecuencias del cambio climático: diez de los países más afectados por la sequía están en África. Las consecuencias son, entre otras, la hambruna, como la que asola el Cuerno de África.

Pero, en lugar de aprovechar su «oportunidad histórica» y adoptar medidas ambiciosas de protección climática, dice Nakata, el G7 «pasó su tiempo en Baviera abriendo posibilidades para nuevas inversiones en campos de gas, cuyo uso pondría en peligro los objetivos climáticos». Los Estados del G7 justificaron eso con su dependencia de Rusia, a la que deben poner fin. Sin embargo, eso es frustrante, lamenta la activista en entrevista con DW, luego de recibir el premio, y responsabiliza al canciller alemán, Olaf Scholz. Nakate argumenta que el calentamiento global no se puede frenar con palabras y promesas. Alemania tiene el potencial, señala, de asumir un rol de liderazgo en la crisis climática y de invertir en un cambio de rumbo en el uso de la energía, también en África. «Sin financiación climática no hay justicia climática”, rezan las pancartas que Nakate y otros activistas muestran también esta semana a las cámaras.

Soluciones hechas en África

Pero, para lograr eso, primero hay que escuchar las voces del sur global, porque «la crisis climática nos afectará a todos si no hacemos algo al respecto». No es la primera vez que Nakate pronuncia esas frases, y se ve que ha adquirido experiencia. En enero de 2019, inspirada por la activista sueca Greta Thunberg, se declaró en huelga. Pasó un tiempo antes de que obtuviera algún tipo de apoyo. En 2020 se dio a conocer en todo el mundo con una foto que no la mostraba a ella. Un reportero de la agencia AP la fotografió con las activistas de «Fridays for Future” Greta Thunberg y Luisa Neubauer al margen del Foro Económico Mundial en Davos, y las quitó de la foto. El tuit de Nakate se volvió viral, llamando la atención sobre cómo la opinión pública mundial trata a las voces del sur global.

Todavía hay mucho margen para mejorar, dice: «Cuando se habla de soluciones para el cambio climático, todo está muy enfocado en el norte global, pero si uno abre su corazón y escucha a las personas de las áreas más afectadas, se da cuenta de que sí tenemos soluciones». Soluciones como las que ella misma está promocionando. Nakate no solo es activista en Kampala, sino que también ha iniciado un proyecto para instalar paneles solares en los techos de las escuelas. En general, dice, las escuelas son particularmente importantes para educar a los niños y a los jóvenes sobre la crisis climática.

«No vamos a rendirnos”

Entonces, ¿qué puede esperar todavía después de estas semanas en Alemania? «No vamos a rendirnos», dice Nakate. A continuación se centrará en su nuevo proyecto, una plataforma que conecta a los activistas climáticos africanos entre sí. «El mundo necesita saber que nosotros sabemos que la crisis climática está sucediendo. Sabemos quién causa esta crisis y no permaneceremos en silencio al respecto”. La próxima conferencia mundial sobre el clima tendrá lugar en noviembre de 2022 en el continente africano, en Egipto. Hasta entonces, todavía queda mucho por hacer.

(cp/ms)

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