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Invasores ponen la mira en bienes de adultos mayores

En las redes sociales vemos como las tendencias cambian y ganan o pierden interés, desde los trending topics hasta los que pasan desapercibidos. Pero a veces surgen temas impactantes que prácticamente nadie los ve o parece que no les prestan atención.

Es así como de pronto una repentina ola de denuncias explotó en las redes sociales. Personas de la tercera edad clamando por ayuda de las autoridades. En videos publicados en Twitter y otras redes, los abuelos, con carteles y fotografías, denuncian haber sido robados. Todos repiten un patrón: fueron sometidos a abusos y despojados de sus casas, apartamentos, haciendas, empresas y propiedades.

Ejemplos los hay en todo el país. Son los casos de Juan Rangel (75), Pasquale Pacia Asthettino (78), María Urrutia (75), Florinda de Oliveros (86) y Luis Oliveros (85), quienes día a día publican historias que transforman sus años dorados en una batalla por sus propiedades.

A Orlando Sosa, de 78 años y enfermo de cáncer, dueño de un apartamento ubicado en el edificio Caroata de Parque Central, un supuesto periodista de VTV le invadió el apartamento, además de golpearlo y advertirle que debido a sus “altas conexiones con el Gobierno, no lo sacarán”.

El periodista y dirigente vecinal Carlos Julio Rojas, coordinador de la ONG Frente Norte de Caracas, señala que, en la capital, “de los casos que hemos venido investigando podemos decir que casi el 75% de las víctimas de invasiones son personas de la tercera edad”.

Las víctimas ideales
Rojas destaca que la característica de la edad de las víctimas es fundamental porque establece un patrón basado en la vulnerabilidad. “Están solos, sus familiares emigraron, muchos están ansiosos por tener compañía y es allí cuando aparecen sobrinos, amigos y otros vivos que establecen relaciones con ellos, con una agenda paralela: Quedarse con el inmueble”.

En oportunidades, llegan al extremo de asesinar y desaparecer al dueño de la casa, mientras continúan en el inmueble. Como el caso del asesinato de la periodista Kalinina Ortega, desaparecida en 2016 y cuyo cadáver fue localizado enterrado en su el patio de su casa en 2022. Misteriosamente, ese crimen no ha sido resuelto.

En otros casos, los abuelos tienden la mano a familiares y amigos que llevan a vivir a sus casas, pero estos con el tiempo los obligan a firmar supuestos poderes para “facilitarles la vida”, cuando en realidad se trata de la venta de sus inmuebles.

A veces ni siquiera se hacen documentos, simplemente los ocupantes los maltratan, les impiden el acceso a la cocina, a la comida, al baño y la depresión hace el resto. Mueren de supuestas causas naturales y la vivienda queda con un nuevo y compungido dueño.

Los casos se repiten con pasmosa regularidad. En todos, la autoridad invocada es el fiscal general de la República, Tarek William Saab quien, si escucha el llamado, designa a fiscales para que trabajen en restituir las propiedades.

Así parece que hay una respuesta a la lucha contra las invasiones. Pero según Rojas la realidad es muy diferente: “Hay casos en los que la invasión no es civil, no es un exceso familiar o un inquilino; sino que son cometidas por afectos al Gobierno, colectivos aliados, trabajadores de ministerios, dirigentes, y en estos casos la justicia brilla por su ausencia”.

Cita como ejemplo el caso de un pequeño restaurante en la esquina Conde, a pocos metros de la Cancillería, que a comienzos de 2020 fue invadido por el Colectivo Catedral Combativa, encabezado por un tal “comandante Cortés”. Hoy sus dueños no pueden entrar al local.

Destaca que son cientos de casos de personas, en su mayoría adultos mayores, quienes tienen sus propiedades en manos de estos grupos y la Fiscalía no dice nada, la policía no actúa. “Hay un doble discurso que muestra dos caras diferentes ante un problema grave como es el de las invasiones”, indica.

Al respecto, el abogado Luis Izquiel afirma que la invasión es un delito permanente: “Mientras se mantenga la invasión, se mantiene el delito, o sea que los invasores pueden ser detenidos en cualquier momento”.

Cuando veas las barbas de tu vecino arder…
Al ser consultado sobre cómo actuar para prevenir este tipo de delitos, Carlos Julio Rojas señala que lo primero es crear redes de apoyo.

“La lucha contra las invasiones tiene dos vertientes: Una es la presión social. Yo creo que los propietarios, vecinos y nosotros del Frente Norte de Caracas estamos poniendo nuestro granito de arena; apenas se produce una ocupación ilegal, debemos actuar juntos, para denunciar y acabar con ellas”, señala.

“Debemos tener claro que al ocurrir una invasión, todo el sector queda en riesgo de que se repitan esas tomas, por lo que es necesario actuar de inmediato. Como dice el dicho: Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”.

La otra vertiente, dice, es que debemos concientizar que la propiedad es un derecho humano fundamental, y la violación de ese derecho, con la anuencia del Estado, por su inacción, representa una violación sistemática de los derechos de los ciudadanos.

Por su parte, Luis Izquiel reconoce que es “una lucha cuesta arriba, las invasiones contra bienes de adultos mayores son un problema grave, se combinan muchos factores: Soledad de los abuelos, ingenuidad, vacíos legales, amenazas y trampas, mucho de lo cual ocurre puertas adentro y nadie se entera. Al final creo que lo importante es crear redes de asistencia y ayuda a los abuelos, gente que se preocupe por ellos y los atienda, así al menos se podrá evitar algunas de estas situaciones a tiempo”.

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