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La sed europea de gas pone en jaque a Bangladesh y Pakistán

Los países europeos ya han comprado más gas natural licuado (GNL) en 2022 que en cualquier año anterior. El aumento de la demanda se produjo tras la invasión rusa de Ucrania, cuando varios gobiernos europeos se apresuraron a poner fin a su dependencia a la energía rusa lo antes posible.

En los nueve meses que van de enero a septiembre, la demanda de GNL de los países europeos aumentó de forma espectacular, según los datos facilitados a DW por el grupo de análisis ICIS. La demanda en Francia aumentó un 88% en comparación con el mismo periodo de 2021; en los Países Bajos, un 109%, y en Bélgica, un 157%.

Sin embargo, la sed de GNL de Europa está teniendo consecuencias negativas para los países de otras partes del mundo que importan el combustible en grandes volúmenes. Los precios se dispararón y hay menos GNL en el mercado, lo que hace que sea una opción mucho menos viable para los países más pobres.

«La forma en que Europa ha podido abastecerse de estos volúmenes es pagando más de lo que otros mercados están dispuestos a pagar», explica a DW Alex Munton, analista de GNL del grupo de investigación energética Rapidan.

Los apagones en Bangladesh están afectando la industria textil, además de a millones de habitantes.

Los apagones golpean con fuerza

Las consecuencias para algunos países son duras. La semana pasada, Bangladesh sufrió los peores apagones en casi una década. Desde hace meses ese país lucha por conseguir suficiente gas en los mercados mundiales.

Mohammad Tamin, de la Universidad BRAC de Daca, afirma que los apagones en ese país están relacionados con la escasez de energía, aunque una razón más importante es que la red eléctrica nacional necesita ser actualizada. No obstante, señala que países como Bangladesh, Pakistán e India se han visto muy afectados por los cambios en el mercado del GNL en 2022. «Europa está tratando de agarrar cada molécula de gas dondequiera que esté disponible», señala. «Están comprando todo, desde el gas actual hasta el futuro. Y su poder adquisitivo es mucho mayor que el de los países en desarrollo. Así que, obviamente, países como Bangladesh, India y Pakistán se han visto muy afectados», dice Tamin.

Por otro lado, tanto Pakistán como otros países, se ven afectados por los contratos que han firmado con empresas comerciales que no necesariamente producen GNL. Los contratos suelen incluir cláusulas de ruptura, lo que significa que los proveedores pueden vender el GNL a otros mercados, si lo desean, con poca antelación. En ese caso, deben pagar una penalización que cubren fácilmente gracias al aumento de los precios del GNL en otros lugares donde pueden seguir obteniendo beneficios vendiendo en un mercado más rentable.

El problema de Pakistán

La incapacidad de Pakistán para comprar suficiente combustible significa que la escasez de energía puede convertirse en una realidad a largo plazo en el país.

En el caso de Bangladesh, los problemas energéticos amenazan su fuerte crecimiento económico. De hecho, las previsiones para el país se han recortado drásticamente. «Esto se debe principalmente a la escasez de energía», dice Mohammad Tamin. «Está afectando bastante a la industria de la confección. Sobre todo el sector textil y el de hilatura tienen problemas por los cortes de electricidad y la escasez de gas. Hay muchas interrupciones, sobre todo en las producciones por lotes. Si hay un corte, todo el lote se destruye».

Según Munton, las presiones en el mercado mundial del GNL no van a ceder pronto. «Si el mundo necesita más GNL, o si hay ciertos mercados como el europeo que de repente necesitan más GNL, sólo pueden abastecerse quitando o haciendo que otros países consuman menos poruqe hay una cantidad fija de suministro en el mundo».

(mn/cp)

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